Cuando llegue la hora de sentarse a una mesa para comer o cenar, trate de mostrarse lo más educado posible en sus formas, aún en los pequeños detalles que puedan parecer más insignificantes, y sobre todo si se trata de una reunión con gente no muy conocida.
Comencemos con la servilleta, una vez desplegada, colóquela sobre sus rodillas, nada de anudársela al cuello, aunque vaya a comer langosta.
Para beber del vaso o copa que utilice llévesela a la boca una vez se haya limpiado los labios. De esta forma evitará dejar los bordes del cristal llenos de grasa o restos de comida.