Como cambia todo con el paso de los años. Y en el terreno de las “bodas” ocurre exactamente igual. Atrás quedaron los tiempos en los que el padre de la novia en la mayoría de los casos se encargaba de la “dote”.
Actualmente, al igual que el resto de tareas en los preparativos de una boda, se reparten los gastos. Aquí desde los novios, hasta los familiares e incluso amigos si fuera necesario ayudan.
Pero para que no haya problemas en lo tocante al dinero, por lo general se hace un reparto a partes iguales entre novio-novia y los padres de estos, es decir las dos familias. Es habitual que los novios asuman los costes de las personas invitadas a su boda.
También, y cada día más, está usándose la fórmula de correr los novios con los pagos de facturas y todos los gastos y de su boda, esto en mayor medida se da cuando ambos trabajan y por lo tanto ienen una independencia económica. Y con ello por supuesto, lo que toda pareja desearía la intención de no dañar la economía de su familia.
Pero sea cual sea la fórmula elegida a la hora de pagar la boda, hay algunos gastos que por tradición se suelen atribuir a una parte o la otra: así la familia del novio suele pagar el anillo de pedida, al igual que la familia de la novia se encargará del regalo de pedida para el novio.
Por ejemplo, el vestido de la novia suele ser un gasto que corresponde normalmente, por tradición, a los padres de la novia. O los complementos, el ramo de novia, zapatos, bolso, etc., es muy común que sea un regalo por parte de las amigas de la novia.
