Bahaísmo: Ceremonia e intercambio de promesas

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Obtenido el consentimiento de los padres, el matrimonio puede llevarse a cabo de acuerdo con una ceremonia sencillísima. En presencia de dos testigos designados por el órgano local bahá’í de gobierno, la pareja debe recitar el siguiente versículo. “En verdad todos acatamos la Voluntad de Dios”. Ese sencillo compromiso de vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, implica todos los demás compromisos que son inseparables del matrimonio, a saber las promesas de amarse, honrarse, mostrarse afecto, cuidarse con o sin salud, con o sin riqueza, compartirlo todo y servirse mutuamente.

Más allá de estos sencillos requisitos, los bahá’ís son libres de disponer la celebración de su boda según sus preferencias. Dependiendo de los gustos, recursos familiares y tradiciones culturales, la ceremonia bahá’í puede ser concurrida o íntima, e incluir o no cualquier tipo de música, danza, vestuario, comida o diversión.

anillos

Al igual que en otras religiones, en la Fe Bahá’í el voto o promesa de matrimonio se considera sagrado. De ahí que la fidelidad conyugal se considere absolutamente imprescindible.

Sin embargo, el énfasis que pone la Fe Bahá’í en la igualdad de la mujer y del hombre, así como su promoción de la consulta como medio para la resolución de problemas, hace que el papel del hombre y de la mujer dentro del matrimonio bahá’í difieran de los esquemas tradicionales. Las mujeres son libres de escoger las carreras que les interesen; en tanto que de los hombres se espera que contribuyan efectivamente a la crianza de sus hijos y a las tareas de la casa.

El llamado “matrimonio interracial” goza de estima en las enseñanzas bahá’ís, puesto que éstas subrayan la unidad esencial de la raza humana.

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