Un hostelero castropolense ofrece un servicio de coches antiguos para llevar a los novios al altar
Castropol, J. JARDÓN. Seguramente es el único industrial de Asturias que posee una limusina Ford Lincoln del 89 y un Rolls Royce americano del 50, dotado de matrícula histórica, para las bodas que se celebren en su restaurante y para que los novios que quieran tener un recuerdo imborrable de un día tan especial para ellos.
Éste es el caso de José Manuel Martínez Álvarez, hostelero de Castropol, que se ha hecho con dos carruajes portentosos para que todo resulte como de cuento de hadas para los novios. Si hace unos años adquirió una limusina de 7,35 metros, recientemente consiguió comprar un Rolls Royce, que está despertando el interés de los que se casan, por su antigüedad y por su sobriedad, al tratarse de un vehículo cuyo interior está todo él revestido del tapizado original, a base de asientos de cuero y maderas de nogal. Asimismo su tamaño es muy inferior a la limusina, quedando reducido a sólo cinco metros, y aunque aquélla desarrolla una velocidad alta, el Rolls no pasa de los 140 kilómetros por hora.
No obstante, la limusina es interiormente más completa, ya que en la parte posterior cuenta con una mesa con capacidad para seis personas. Y para refrescar el mal trago de la ceremonia nada mejor que un buen lingotazo. En la nevera llevan los novios champán, hielo y limón, y en un lateral van dispuestos cinco grandes botellones de cristal tallado, cada uno de ellos con una bebida acorde con el momento: whisky, Tío Pepe, Cointreau, Licor 43 y vermouth. En la parte de atrás, disimuladas, hay dos papeleras y un pequeño hueco para el ramo de flores blancas.
Esta especie de «suite rodante», que va equipada también con equipo de música y con radio; una televisión, por si en ese momento hay interés por seguir el Tour, y dos teléfonos, uno interior para dar órdenes al chófer y otra para comunicaciones con el exterior. Cuero de buena calidad en los asientos, buenas maderas y alfombras de pelo largo complementan el decorado.
A pesar de ello, la gente se decanta más por el Rolls al considerarlo más elegante y discreto. Claro que en ocasiones los dos vehículos andan en danza al tiempo, ya que el establecimiento suele dar varias bodas cada fin de semana. Los últimos en utilizarlo fueron una pareja de holandeses que vinieron a casarse el pasado sábado a Castropol con los 84 miembros de su familia, quedando entusiasmados del servicio, del coro castropolense que animó la ceremonia en la iglesia y de las atenciones de Eugenio Maseda, el cura que los casó. Además se trataba de una pareja que había estado en Castropol hacía unos años y tanto les gustó que volvieron para casarse. A pesar del tiempo transcurrido, cumplieron su deseo y vinieron a Castropol con los papeles preparados. José Manuel destaca que el Rolls es un vehículo de una precisión milimétrica. La pareja que vaya en él al altar será un matrimonio que irá sobre ruedas.
José Manuel Martínez, junto al Rolls Royce. j. quintana
Vía Lne
