Afortunadamente este tipo de cuidados se nos inculca desde que somos pequeños (esperemos que nuestros hijos ya vean necesario que un hombre se cuide). Todo el mundo ha acudido alguna vez, espero que sea más de una pero tampoco todos los meses, al dentista. Inclusive en el colegio se nos enseña algo de higiene bucal. ¿Quién no sabe que debemos limpiarnos los dientes después de cada comida? Pero claro una cosa es que lo sepamos y otra es que lo hagamos, ya sea por imposibilidad o por dejadez.
Además de por salud, cuidar nuestros dientes nos proporcionará un bonito aspecto. Dicen que las mujeres en lo que más se fijan es en la sonrisa y en los ojos, así que tú mismo.
El primer punto, si esto no lo cumplimos difícilmente avanzaremos, es limpiarse los dientes después de cada ingesta. Pero claro, el ritmo de vida que llevamos nos impide comer en casa y por lo tanto limpiarnos los dientes. Soluciones hay dos, la rápida, cómoda y menos completa (también la más extendida) que es mediante chicles. Es una buena solución si no queda más remedio, pero la gran mayoría (a no ser que comas en el campo) sí que puede optar por otra solución más completa: limpiarte los dientes en el baño de la cafetería (o los baños de donde sea). Te aseguro que ni mucho menos harás el ridículo, más bien todo lo contrario. Además hay algunos baños que tienen expendedores de mini cepillos con una monodosis de pasta dentífrica. Te aconsejo que preguntes a tu dentista por un cepillo de tamaño reducido y dentífrico también en tamaño mini. Él te lo puede proporcionar y son de mejor calidad de lo que puedas encontrar en las máquinas.
Cuando nos sea posible poder realizar este ritual en casa aprovecharemos para hacerlo de forma más precisa. Utiliza siempre que puedas hilo dental (una vez al día), conseguirás eliminar los pequeños restos que se depositen entre los dientes. Luego cuando estés cepillándote los dientes no olvides de limpiar tanto la lengua como las encías, estás últimas con suavidad, para no dañarlas. No te preocupes demasiado por la elección del dentífrico. La inmensa mayoría cumplen con creces el mínimo exigido. Ahora ya depende de tus características (encías sensibles, necesidad de dientes blancos…). Por último no estaría de más la utilización de algún tipo de enjuague bucal (dos veces al día). Te recomiendo Listerine Total Care, ya que es el más completo. Si te resulta demasiado molesto también tienen una variante con sabor a naranja, bastante más suave
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Una vez cumplidos estos básicos, ya podemos empezar a pensar en blanqueamientos dentales y técnicas más modernas
Vía TenerClase
