A pesar de que vivimos en la era de las telecomunicaciones y de la velocidad de Internet, a la hora de dar la buena noticia de una boda, los novios prefieren seguir la tradición y enviar las invitaciones por correo postal o personalmente.
Los detalles son muy importantes para dejar un buen recuerdo entre los invitados. En el caso de las invitaciones, deben tener algo especial, algo que recuerde a la pareja…
Las invitaciones son un elemento fundamental a la hora de organizar una boda o cualquier otro tipo de celebración. Las imprentas especializadas disponen de una amplia gama de colecciones para que todos puedan encontrar la tarjeta que más se adapte a su personalidad o al tipo de celebración que está organizando.
Se puede escoger entre muchas opciones: desde las que tienen un estilo artesanal, hasta las impresas en serie con los más finos acabados. Son el preludio de lo que será la fiesta, así que es la primera decisión en la que hay que lucirse.
Generalmente, la invitación debe ir impresa en una cartulina blanca o de color crudo, de hoja doble. La letra será clara y sencilla, siendo la más habitual la llamada letra inglesa, de color negro o azul oscuro. La invitación de boda clásico suele medir 31×21 centímetros abierto y va doblado en díptico. Hoy en día hay infinidad de modelos originales y personalizados.
En el caso de las invitaciones nupciales siempre debe aparecer el nombre de los contrayentes y, si se desea, el de sus padres. Por supuesto, no puede faltar el lugar, el día y la hora en la que tendrá lugar la celebración. Es importante que sean lo más personales posibles.
Una vez que hemos decidido a quienes invitar a nuestra boda, habremos de elaborar una lista por orden alfabético que contenga los siguientes datos de nuestros invitados: nombre, dirección, número de invitaciones y confirmación. Para realizar esta tarea de la manera más organizada y prolija, hay que tener en cuenta los siguientes consejos:
– Si la invitación va dirigida a varios miembros de una misma familia, es decir padres e hijos, se añadirá a continuación del nombre del cabeza de familia, la frase “y familia”.
– Cuando la invitación va dirigida a una familia y a sus hijos pequeños, se indicará expresamente que también ellos están invitados.
– Si los hijos son mayores se les puede incluir en la misma invitación familiar ó enviarles otra individualizada haciéndola extensiva a su novia o novio.
– Si la invitación va dirigida a una persona soltera e intuimos que puede venir acompañada, añadiremos a su nombre la mención “y acompañante”.
La mejor forma de escribir la dirección es a mano y con pluma. Claro que previamente habremos comprobado si las direcciones están actualizadas.
Conviene encargarlas con tiempo de antelación, puesto que las invitaciones deben estar en manos de los invitados, con al menos un mes de antelación. Es conveniente hacer el pedido con cuatro o cinco meses de antelación sobre la fecha de la boda.
Es conveniente encargar algunas invitaciones más (entre 10 ó 20) de las necesarias, por si acaso nos equivocamos al enviarlas, ó decidimos invitar a alguien a última hora.
