Uno de los principios fundamentales del judaísmo es la seguridad de que la Torá, la Biblia, nos fue entregada por D’s en el Monte de Sinaí, en el año 2448 de la Creación del Mundo (1313 a.e.c). Allí nos ordenó sobre los 10 mandamientos y luego Moisés nos transmitió el resto de los preceptos, dando un total de 613. Este principio excluyente, fue y es muchas veces cuestionado a lo largo de la historia universal. . .
¿Quién asegura que D’s la entrego? Aunque hay muchas formas de demostrarlo, el sólo hecho de que todos las religiones no niegan su procedencia y es más, la utilizan como base para fundar sus nuevas creencias, es ya una prueba suficiente sobre la veracidad de la misma.
Las grandes religiones como el Cristianismo y el Islam adoptaron la Biblia, aduciendo que D’s se presentó a sus fundadores Jesús y Mahoma, indicándoles cambios en los Preceptos, aboliendo muchos de ellos y comenzando una nueva fe y religión.
Millones de personas que estuvieron presentes en el monte de Sinaí son harto suficiente e inmensa mayoría, comparado a la minoría absoluta que podría atestiguar sobre los cambios que aducen haber recibido los fundadores de otras religiones.
El diálogo de D’s con Moisés es irrefutable con la presencia, como ya dijimos, de miles de personas.
La Torá no es una creación humana.
¿Tal vez D’s sólo dijo los mandamientos? Otro de los cuestionamientos que se suele escuchar es ¿Quién nos asegura que Dios dijo todos los preceptos y no sólo los 10 mandamientos?
Tal vez, argumentan, Moisés aprovechó su embestidura y alto grado de influencia, para establecer un código de leyes y preceptos más allá de los mandamientos que D’s transmitió en forma directa.
Para analizar este tema dividiremos las pruebas en 5 factores fundamentales:
Dificultad
El conjunto de los 613 preceptos rige cada uno de los pasos de la persona desde que nace y hasta su último instante de vida.
Implica por cierto una gran cantidad de limitaciones no tan fáciles de observar.
Las leyes del sábado, los alimentos prohibidos, las leyes de la vida matrimonial y sexual, son sólo algunos de los preceptos que los judíos de entonces aceptaron y observaron en todos sus aspectos.
Esta obediencia adquiere una relevancia superlativa al ver que, cuando el pueblo estuvo en desacuerdo con Moisés lo expresaron, como atestigua la Torá en varios pasajes.
Por ende debemos aceptar que el acatamiento pleno, es producto de la seguridad del pueblo sobre el origen divino de los Preceptos y de toda la Torá.
La conveniencia
Como segunda demostración podemos citar varios preceptos que aún siendo hoy muy lógicos y reivindicados por las organizaciones de trabajo y derechos humanos del mundo, no eran tan acordes y aceptables en aquella época.
“No dejarás la paga del obrero para el día siguiente”, la prohibición de la usura la caridad a los pobres, un día de cese laboral, amarás a tu prójimo como a ti mismo, son sólo algunos de los preceptos para nada aceptables y acordes a dicha época. Debería por lógica, el Pueblo haberse negado a aceptarlos, de no ser nuevamente por la certeza de su origen Divino.
La semántica
Un detalle que no pasa desapercibido es el hecho de que toda la Torá esté contada como por una persona que ve los hechos desde afuera. De haber sido Moisés quien la escribió sin la orden y el dictado de D’s ¿Cuál es el motivo por el cual no escribió todo en su nombre?
¿Por qué no dijo “y dijo D’s a mí” en lugar de “y dijo D’s a Moisés” o por qué escribió “y dijo Moisés” y no “dije yo”.
Esto, afirma el Najmánides, es prueba fehaciente que Moisés cuando escribió la Torá, lo hizo sólo por orden de D’s.
Errores de sus representantes
De haber sido Moisés por iniciativa e inventiva propia quien escribiera la Biblia, no hubiera mencionado sino los aciertos de los principales protagonistas de la historia, y solo algunos de sus errores.
Menos aún no debería haber descrito su pecado, que lo privó de la posibilidad de entrar a la tierra prometida, por ejemplo.
El motivo más racional
La lógica obliga a sostener que si D’s creó el mundo tan completo y complejo.
Colocó al hombre para que desarrolle su vida dentro del mismo, con las grandes limitaciones de tiempo y espacio. ¿Es racional pensar que El no dará las instrucciones de cómo vivir?
¡Hasta el aparato más simple incluye las instrucciones de cómo usarlo, suministradas por su inventor y creador!
Debemos aclarar que D’s ofreció la Torá a todos los pueblos y sólo los judíos la aceptaron en su totalidad.
El mundo exterior recibió los 7 preceptos universales con los cuales tienen las indicaciones mínimas para llevar adelante una vida social normal.
