Esta debilidad del ser humano, fue descrita por Rabí Meir, quien dice en el tratado Nida del Tamud página 30: “¿Por qué razón la Torá ordena abstención durante siete días? Porque si le permitiría vida matrimonial permanentemente sin pausa, el resultado seria que la mujer dejaría de atraer al marido.
Por eso la Torá ordenó que la mujer sea prohibida durante siete días para que sea amada por su marido como en el día de sus bodas”
En ese dicho, Rabí Meir describe la debilidad psicológica del ser humano en su forma mas extensa. El describe lo que podría suceder si la Torá no ordenara pausa en la vida matrimonial y abstención del contacto corporal por un cierto período de tiempo durante el ciclo mensual.
En este caso, las relaciones matrimoniales se convertirían en algo rutinario y causaría perdida de interés hasta aversión a la vida matrimonial.
De acuerdo a Rabí Meir, la pausa periódica en las relaciones matrimoniales, a lo contrario que uno pensaría, no causa que pierda el goce y placer, sino por el contrario, le ofrece a la pareja la posibilidad de revivir cada mes el momento mas singular y especial en sus vidas – la noche de bodas.
Con este precepto, el judaísmo ofrece al marido y mujer la oportunidad de revivir cada mes los sentimientos mas hermosos de ese gran momento, luna de miel que se renueva en forma periódica durante todos los años del matrimonio.
En este escrito de Rabí Meir puede comprenderse como la Torá toma en consideración las características psicológicas del ser humano y le ofrece una fórmula formidable., que no permite perder al goce y el placer que ofrece la vida matrimonial.
De acuerdo al judaísmo, las relaciones matrimoniales son consideradas como algo natural y al mismo tiempo sagradas y no deben ser evitadas y rehusadas. Pero de ninguna manera las relaciones matrimoniales no son el único factor, que influyen en las relaciones entre marido y mujer.
Las relaciones matrimoniales son la expresión del instinto humano y es una manera como se traduce el amor espiritual existe entre el marido y mujer.
Aunque la Torá ordena la abstención y pausa periódica en las relaciones matrimoniales, les permite al matrimonio durante ese período, expresar los sentimientos mutuos, sin que esto se exprese en el contacto corporal.
La vida matrimonial de acuerdo a los requerimientos del judaísmo, que ordena la abstención del contacto corporal periódico por un cierto tiempo, no solo que no daña las relaciones del matrimonio, sino que por el contrario, las fortalece y mejora y como consecuencia aumenta el amor, la amistad y el entendimiento.
De esta manera, se crea entre el marido y mujer una atmósfera sana y placentera, de ansiedad mutua, que incrementan la pasión en la espera al reencuentro, el que producirá el mas elevado grado de placer, goce, satisfacción y felicidad real, durante toda la vida en común.
