Luna de miel en Castilla y León, España

Tabla de contenido

Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España

En Castilla y León, tres son las ciudades que han conseguido el distintivo de Ciudad Patrimonio de la Humanidad: Salamanca, Ávila y Segovia. El 17 de septiembre de 1993 los ayuntamientos de Ávila, Segovia y Salamanca, junto con los de Cáceres, Santiago de Compostela y Toledo, formalizan un acuerdo para constituirse como el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad de España. En 1996 entra Córdoba y dos años después, Cuenca.

Estas ciudades se comprometen a vigilar la conservación y protección de sus bienes, profundizar en sus estudios con el fin de que sus tesoros puedan ayudar a educar y a formar a las generaciones venideras; así como a actuar, de manera conjunta, en la defensa del patrimonio histórico y cultural, realizando proyectos comunes y acometiendo los problemas que afectan a cada uno de los enclaves.

También establecen políticas de intercambios de experiencias y planifican una política turística y de difusión de imagen que se corresponda con los intereses de todos los miembros del grupo.

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Reales Sitios

Castilla y León es una de las pocas regiones de España que puede presumir de contar con cuatro Reales Sitios de incalculable belleza entre los miles de monumentos que posee en su territorio.

Se trata de edificios monumentales custodiados por Patrimonio Nacional y de titularidad del Estado, disponibles para el uso y servicio del Rey y la Familia Real. No obstante, sus puertas están abiertas al turista que encontrará, tanto en el interior como en el exterior, el sello de auténticas joyas de arte enclavadas en sitios de singular belleza.

Valga como aperitivo tan sólo nombrar estos espacios: El Real Sitio de La Granja que está situado en la vertiente norte de la sierra del Guadarrama, y el Real Palacio de Riofrío, ambos en Segovia. El Real Monasterio de Santa Clara, en la localidad de Tordesillas, un palacio mudéjar de incalculable valor y donde se encuentran los baños árabes mejor conservados de España. Y, por último, el Real Monasterio de las Huelgas, en Burgos, que fundaron en 1187 Alfonso VIII y su esposa doña Leonor.

Catedrales

Las catedrales, once ejemplos del arte grandioso más ligero

Las catedrales son los grandes rascacielos de la antigüedad, montañas de piedra que esconden el secreto de los hombres que las dieron vida. Visitarlas es un gozo para los sentidos y un recreo para la elevación del espíritu.

Construidas hace más de 800 años, todavía resulta un misterio adivinar por qué hace siglos los pueblos se embarcaron en esas empresas de colosales dimensiones. Pero una catedral es algo más que arquitectura. A lo largo de toda la historia han sido herramientas didácticas para enseñar a las generaciones la historia de las civilizaciones que las precedieron.

Son macizas pero ligeras, espaciosas aunque diáfanas, siguen siendo lugares de culto cristiano, aunque en los últimos tiempos han exigido un hueco para la actividad museística, exposiciones y conciertos.

En Castilla y León once son los edificios catedralicios repartidos por toda su geografía. Es imposible decidir cuál de ellas es la más bella. Todas son hermosas, imponentes y majestuosas y ya se han convertido en auténticas referencias históricas y monumentales.

Las capitales de las nueve provincias (menos Soria, cuya catedral está en el Burgo de Osma), además de Astorga y Ciudad Rodrigo, presumen de tener una en su interior.

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Castillos

Monumentos de la Arquitectura Militar.

Son el resto más glorioso del pasado histórico de nuestra Comunidad. Omnipresentes en el paisaje, singulares en su emplazamiento, un rosario de castillos siembra toda la geografía regional y no hay cerro que, todavía hoy, no muestre las imponentes fortificaciones que hicieron respetables los señoríos castellanos y leoneses.

Demuestran la grandeza de sus ciudades y la vitalidad de estos pueblos. Surgen como torres defensivas a partir del siglo VIII y su construcción se prolonga hasta el siglo XV, fecha en que los castillos comienzan a perder su función original.

Los castillos fueron fortalezas, máquinas de guerra con un claro valor estratégico que ejercían labores de vigilancia, protección y defensa frente al acecho del enemigo.

Los señores medievales los construyeron para morar en su interior y parece curioso que todavía se mantengan en pie estas imponentes Castillo de Turégano fortificaciones que vigilan desde lo alto de los cerros y que fueron el mejor símbolo del poder de la época.

Desde sus almenas se ha escrito la historia de los pueblos, y sus piedras centenarias recuerdan un tiempo en que los territorios que hoy pisamos eran los dueños del mundo.

Actualmente hay casi 300 castillos repartidos por toda la geografía regional, lo que la convierte en la segunda en importancia de todo el país y ocupa el primer puesto en cuanto a categoría de estos monumentos, ya que 16 de ellos están considerados de gran importancia por su antigüedad.

Algunas fortalezas se encuentran en lugares prácticamente inaccesibles, retiradas de los núcleos urbanos e incluidas en éstos, de otras tan sólo quedan los vestigios, de aquí que se haya realizado una selección de los más atractivos turísticamente hablando.

Monasterios

Los monasterios, moradas de la cultura occidental.

El poder de las grandes abadías sigue latente en el territorio de Castilla y León.

Su importancia religiosa y económica de tiempos medievales se regenera al formar parte de unos de los atractivos turísticos monumentales más interesantes debido a su ubicación, coincidiendo siempre con conjuntos históricos, bellos espacios naturales o valles escondidos.

Muchos monasterios siguen anclados en los caminos que les vieron nacer, actualmente rutas de interés cultural como el Camino de Santiago o la Vía de la Plata. Estos conjuntos monacales se muestran al visitante en buen estado y son muchos los que siguen habitados por comunidades religiosas.

Entre sus muros se escribió buena parte de la historia de Castilla y León de todos los tiempos. Son templos sagrados, lugares de recogimiento y oración, moradas del espíritu y auténticas catedrales en miniatura. A pesar de su desaparición o declive, todavía el número de edificios que se mantiene en pie es muy numeroso.

Los conventos y monasterios son el testimonio artístico y cultural de todas las órdenes religiosas que los habitaron, recuerdo de aquel esplendor económico, social, cultural y religioso que les hizo poderosos en las actividades agrícolas y ganaderas hace un milenio.

Trinitarias, cluniacienses, cistercienses, franciscanos, teresianos… todas las órdenes siguen custodiando las piedras sobre las que se edificó la cultura occidental y en muchas ocasiones mantienen la actividad hospedera.

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Museos

Son los templos del saber donde las artes, las letras y las ciencias se retienen en la memoria y en las salas, que son auténticas joyas del coleccionismo. Son edificios que acercan la cultura del pueblo al pueblo.

Nuestros museos conducirán al turista por el camino hacia las fuentes de nuestra memoria viva que mira hacia el futuro.

Es el caso del MUSAC, ubicado en la ciudad de León, pieza fundamental en el desarrollo del Arte Contemporáneo a nivel internacional, y claro exponente de una nueva etapa cultural, donde ya aparecen asentados valores estéticos y comportamientos artísticos que en un momento pasado fueron revolucionarios.

Se encuentran, en su mayoría, en descomunales edificios de gran belleza, como ocurre, por ejemplo, con el Museo Nacional de Escultura Policromada, en Valladolid, la Casa Lis de Salamanca, o el Museo de las Armas ubicado en el Alcázar de Segovia.

Nuevas construcciones, guiadas por las líneas puras y de corte vanguardista, se unen a estos monumentos como el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano de Valladolid.

La Semana Santa en Castilla y León

La Semana Santa es en Castilla y León una de las manifestaciones culturales y populares de mayor atractivo turístico.

La Semana Santa es, en la Comunidad, retraimiento y sobriedad donde las tallas y las maderas, en un incomparable entorno de iglesias románicas y góticas, protagonizan los actos. Tan variada como la propia diversidad cultural, esta manifestación es en sí misma la muestra de la devoción de sus gentes que en cada lugar la celebran de distinta manera, aunque siempre bajo el mismo denominador común: pasión, fervor y silencio.

Miles de cofrades salen en procesión en verdaderos actos de fe, cuidando auténticas obras de arte que por su expresionismo parecen transformarse en carne al paso de los tambores.

Casi tan difícil es describir la sensación que se vive al observar los pasos hundidos en el silencio,  como definir la calidad de las tallas por su expresividad y sentido trágico.

Son el mejor legado de los artistas del calibre de Gregorio Fernández, Juan de Juni, Pedro Berruguete o Gil de Siloé que con sus vírgenes, cristos, ecce homos y conjuntos de la pasión de Cristo despiertan la sensibilidad artística de tantos como los contemplan.

Tal es el arraigo, la antigüedad y el sentir de estas manifestaciones religiosas que muchas de las Semanas Santas de Castilla y León han sido declaradas como Fiestas de Interés Turístico Internacional, Nacional y Regional.

Atapuerca

El interior de la Sierra Atapuerca es un auténtico hormiguero de simas y galerías. Esta característica y el hecho de hallarse en medio de un corredor natural, han favorecido la llegada de animales y el asentamiento de gentes desde épocas remotas y su posterior conservación a lo largo de los milenios, lo que ha hecho de este enclave un lugar único en el mundo.

Para dar a conocer la gran riqueza de este entorno contamos con cuatro recursos que son: El Parque Arqueológico de Atapuerca, la Exposición Permanente, los Yacimientos y el Aula Arqueologica Emiliano Aguirre.
El Parque Arqueológico de Atapuerca, donde se puede descubrir la Prehistoria de forma interactiva, con recreaciones de cómo en la antigüedad se realizaban las tallas de silex, como pintaban o hacían fuego, el parque arqueológico es el complemento ideal para las visitas al yacimiento y funciona a la vez de centro de recepción de visitantes.

Después ubicada en las antiguas escuelas del municipio de Atapuerca, lugar donde se encuentra el centro de recepción de visitantes, tenemos la Exposición Permanente “Atapuerca un millón de años”.

Por descontado queda, el propio Yacimiento con su inestimable valor como muestra de la evolución humana y donde se desarrollan las campañas de excavación y de investigación científica.

Finalmente en el municipio de Ibeas de Juarros se encuentra el Aula Arqueológica Emiliano Aguirre que funciona también como centro de recepción de visitantes y donde se explican las claves de estos yacimientos y se exponen piezas originales y replicas de herramientas.

Fiestas

La fiesta es la representación más alegre de la cultura de un pueblo.

Su carácter popular, sus fuertes raíces antropológicas y sus marcados rasgos religiosos caracterizan estas celebraciones públicas que se suceden por todos los núcleos de población, por pequeños que sean.

Castilla y León, inmersa en la civilización y cultura occidental, mantiene vivas estas fiestas que configuran un mosaico multicolor donde tiene cabida la religión, protagonizada por patronos, santos y advocaciones. Así como el mundo pagano, con la pervivencia de los carnavales y personajes que se pierden en culturas prerromanas. La tauromaquia y las convocatorias gastronómicas en torno a un alimento tradicional también forman parte de estas manifestaciones.

En Castilla y León adquieren especial resonancia las grandes celebraciones religiosas de la Semana Santa que, además de recoger el fervor popular, se convierten en extraordinarios museos de arte a la intemperie. Algo que proporciona la imaginería -a través de sus valiosas tallas- y el colorido de las procesiones multitudinarias.

Las estaciones del año, los cultivos agrícolas, el santoral y las conmemoraciones históricas protagonizan un hervidero cultural que, lejos de perderse, se acentúa con el paso del tiempo. Fiestas en las que el visitante es uno más, rasgo que muestra la hospitalidad que define el carácter abierto del castellano y leonés.

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Naturaleza en Castilla y León

La diversidad de Espacios Naturales que atesora el territorio de Castilla y León le ha valido destacar en el conjunto de la Europa Occidental como una región considerada con la mayor unidad natural.

Castilla y León entra en la política de protección, que se inicia en el año 1987 en el panorama mundial, cuando se declara en EE.UU. el primer Parque Nacional de la historia: Yellowston. España se unió a esta iniciativa y estableció la primera protección a los parques nacionales en 1918.

En el año 1991 la Junta de Castilla y León afronta el marco legal que permite el amparo, protección y regulación de aquellos Espacios que destacan por su calidad natural. Actualmente, Castilla y León cuenta con 40 Parques Naturales dentro del programa de Parques Naturales de Castilla y León, amparados por la Red de Espacios Naturales, un extraordinario mosaico caracterizado por la diversidad y calidad medioambiental en un territorio donde la montaña, la llanura y la ribera dan asiento a una amplia gama de ecosistemas asociados a la fauna, la flora y, sobre todo, a un entorno donde las poblaciones siguen conviviendo en el mismo Espacio Natural.

La Naturaleza se convierte así en un producto turístico de primer orden que contribuye a recrear un variopinto museo natural lleno de ecosistemas, frondosos valles, fauna y flora autóctona y paisajes y lugares de incomparable belleza. La férrea protección medioambiental de estos parques naturales permite la convivencia del visitante, el lugareño y el entorno natural.

En Castilla y León, los Picos de Europa, la Sierra de Gredos, el Monte Santiago, los macizos montañosos de la Sierra de La Demanda, las montañas de Urbión o la Sierra de Ancares son, entre otras, las zonas de montaña que entusiasman a los amantes de la naturaleza, el senderismo y los valores medioambientales. Además, bellos lagos, sierras frondosas y cursos de ríos encajonados por la erosión de sus cauces como los Arribes del Duero, Las Hoces del Duratón, el Cañón de Río Lobos o la Yecla configuran parajes de inusitada belleza y singularidad. Por este motivo, la región castellana y leonesa es un destino obligado en la Europa Occidental para disfrutar de un marco natural vivo.

El turismo rural en Castilla y León

El turismo rural en Castilla y León se ha convertido en uno de los principales imanes que atrae a mayor número de viajeros.

En estos establecimientos encuentran algo más que instalaciones de calidad.

Los alojamientos rurales permiten el contacto directo con las gentes de la zona, su cultura, tradiciones, oficios y el medio natural.

Ubicados en emplazamientos de claro interés turístico, la oferta se completa, en muchos casos, con diversas actividades que abarcan desde cursos antiestrés hasta la visita a los monumentos más cercanos, pasando por talleres de artesanía o actividades de vendimia.

Los alojamientos de turismo rural son edificaciones con unas especiales características de construcción, ubicación y tipicidad, situados en el medio rural generalmente en municipios con menos de 3.000 habitantes e incluso en entornos aislados.

En Castilla y León tenemos los siguientes tipos de alojamientos de Turismo Rural: Casa Rural, Posada y Centro de Turismo Rural.

   1. Casa Rural de Alquiler cuando la ocupación se realice en régimen de arrendamiento

   2. Casa Rural de Alojamiento Compartido cuando el propietario de la casa comparte el uso de su vivienda con los huéspedes.

Las Posadas son establecimientos situados en edificios con valor arquitectónico tradicional, histórico, cultural o etnográfico.

Los Centros de Turismo Rural son edificios de arquitectura tradicional donde se pueden alojar un número de personas más elevado que en una Casa Rural y además el turista podrá encontrar una oferta de actividades complementarias a las del alojamiento.

En cualquiera de los establecimientos disponibles, el Turismo Rural en Castilla y León te ofrece la posibilidad de disfrutar de la tranquilidad de nuestra tierra, del contacto con nuestras gentes y sus costumbres así como de disfrutar de la gastronomía y de la riqueza monumental y paisajística de Castilla y León.

Para los turistas más activos existen múltiples posibilidades de realización de actividades de turismo activo disfrutando del entorno rural donde poner a prueba sus habilidades y desconectar de la rutina diaria.

Turismo activo

El territorio geográfico de Castilla y León, gracias a su rica orografía, sus espacios naturales, ríos, valles, escarpadas montañas, cuevas y gargantas, a sus extensas llanuras, en definitiva, por la diversidad de su abrumador paisaje, se convierte en el lugar ideal para la práctica de actividades de turismo activo, un complemento de la riqueza de interior de esta Comunidad.

Escalada deportiva en Valdehuesa (León) La oferta de las empresas de turismo activo se completa con la de los alojamientos del medio rural. Rutas a caballo, espeleología, escalada, esquí acuático, parapente, viajes en globo o descensos en piragua se suman a la innumerable lista de actividades terrestres, ecuestres, de turismo blanco o los deportes acuáticos y los aéreos que ofrecen las empresas de Castilla y León.

Actividades que combinan el ocio y la naturaleza en un impresionante paisaje dibujado por sorprendentes montañas, valles serenos, caminos y bosques de descomunal riqueza de fauna y flora.

Las empresas de turismo activo de Castilla y León permiten que el viajero pueda combinar su estancia en alojamientos rurales, enclavados en lugares de singular belleza, con la práctica de estas actividades dirigidas a personas de todas las edades.

Independientemente de las condiciones físicas del viajero, el turista podrá encontrar en Castilla y León todo tipo de actividades que, sin duda, se acoplarán a sus gustos y posibilidades gracias a una completa oferta: ocio, naturaleza, patrimonio y emoción en un territorio que, por ser el más extenso de Europa, cuenta con una abrumadora lista de opciones y rincones de soberbio atractivo.

Turismo de Golf

Localización de campos de golf Las primeras menciones sobre el golf provienen de Escocia, del siglo XV y fueron las 18 medidas del whisky las que determinaron el número de hoyos de los campos de golf.

Turismo de golf Fue durante el siglo XVII cuando este deporte tomó protagonismo en Inglaterra donde se formaron los primeros clubes, pero no fue hasta el siglo XIX, concretamente hasta 1891, el año en el que se formó el primer club en España.

Hoy en día, el golf ha adquirido un importante auge en nuestro país y también ha llegado a nuestra comunidad autónoma la pasión por este deporte.

El aumento de aficionados y profesionales del golf en Castilla y León ha provocado un incremento en el número de campos y de complejos turísticos en torno a los mismos.

Incluso el sector inmobiliario se ha incorporado a esta tendencia para la ejecución de proyectos atractivos de viviendas entorno al golf.

Turismo de salud Turismo de la salud Castilla y León es una Comunidad que ha sabido aprovechar las aguas de sus manantiales para hacer de ellas auténticos puntos de acogida para los visitantes. El turista podrá disfrutar del agua de estas ‘ciudades del agua’ en los llamados balnearios. Las aguas salinas y primaverales de la campiña vallisoletana, los baños salmantinos, conocidos ya en tiempos de los romanos, los abulenses, los de la provincia de León o Burgos permiten al turista que quiere descansar y reponer fuerzas, hacerlo en enclaves paisajísticos y culturales de primer orden, muy bien comunicados con puntos urbanos. La oferta se completa con las mejores instalaciones y tratamientos medicinales, a lo que se suman complejos hoteleros de primera categoría.

La oferta del turismo de salud se amplía a varios alojamientos donde la práctica del turismo rural se conjuga con la del turismo de salud. Los balnearios o estaciones termales han dejado de ser una alternativa turística para personas mayores. Cada vez es más el número de jóvenes que optan por sumergirse en este tipo de turismo con el objetivo de escapar del estrés, las prisas y encontrar la calma. Ejecutivos, familias completas y grupos de amigos disfrutan de este destino turístico que conjuga ocio, descanso y salud.

Fuentes y aguas medicinales Recorrer Castilla y León es adentrarse en un territorio de desbordante naturaleza donde los manantiales, ríos y lagos rebosan agua y vida.

A través de los manantiales de montaña, las fuentes y los riachuelos, el viajero descubrirá la placentera sensación de escuchar el fluir del agua en paradisíacos espacios de alto valor ecológico.

Esta región cuenta con infinidad de rincones presididos por pozos y manantiales, fuentes canalizadas de aguas curativas y mineromedicinales que saciarán la sed del viajero en sus rutas. De hecho, desde cualquiera de ellos, se observan impresionantes panorámicas, otras se encuentran en áreas de descanso y espacios abiertos que permitirán al turista hacer un alto en el camino sin salir del conjunto monumental, amplios espacios de vegetación y un inigualable relieve castellano y leonés.

Varias iniciativas privadas han encontrado en los manantiales una fuente de recursos y actualmente embotellan sus aguas, como ocurre en las provincias de Salamanca, Segovia, Burgos o Soria.

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Estaciones invernales Estación invernal de San Isidro (León) La práctica del esquí es uno de los atractivos del turismo invernal en Castilla y León. Las cumbres de las cadenas montañosas se transforman con las primeras nieves del invierno en un lugar extraordinario y privilegiado para la práctica de este deporte.

Las montañas de la Cordillera Cantábrica, las del Sistema Central Ibérico y la Montaña Leonesa permiten practicar el esquí a la vez que recorrer estos bellos parajes a pie.

En estos valles, el amante de este tipo de turismo activo encontrará modernas estaciones invernales, perfectamente comunicadas y cercanas a los núcleos urbanos con atractivos turísticos añadidos: historia, arte y gastronomía.

San Isidro y Leitariegos, en León, La Pinilla y Navacerrada, en Segovia, Lunada y Valle del Sol, en Burgos, son algunos de los ejemplos donde tanto principiantes como expertos encontrarán el lugar adecuado para practicar snowboard y deslizarse sobre las tablas. El esquí de fondo y el de travesía son otras opciones para disfrutar de la naturaleza en los parajes insólitos del conjunto montañoso castellano y leonés.

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Gastronomía

La región de las cien cocinas.

La gastronomía es la expresión cultural de un pueblo en la mesa. Sobre el mantel dibuja todo el potencial agroalimentario de un territorio que culmina en las cocinas de los restaurantes, tras haber permanecido inalterable en las costumbres alimenticias de sus habitantes durante siglos.

La cocina de Castilla y León del siglo XXI convive, a partes iguales, entre la receta tradicional, que mantiene intactos sus platos e ingredientes, y la cocina de nuevo diseño que impera en la mayor parte de los restaurantes europeos. Debido a la gran extensión geográfica y, fundamentalmente, a la diversidad orográfica y cultural de la región, el recetario popular es muy abundante y extraordinariamente variado.

Cada comarca conserva su peculiaridad gastronómica y está avalada, al menos, por dos o tres generaciones de tradición. Hay que señalar que es habitual encontrar Trucha, cocina evolucionada. Presione aquí para acceder a una imágen en alta resolución. Este enlace se abrirá en una ventana emergente en los pueblos de la región alimentos de repostería y platos festivos con más de 300 años de antigüedad, permaneciendo inalterable su presentación y la mayor parte de los ingredientes. Es éste un rasgo que caracteriza el vigor de la cocina castellana y leonesa.callos

Este fenómeno no ha impedido que irrumpa una nueva cocina que se ajusta a los hábitos alimentarios actuales, que suaviza los sabores, reduce las cantidades y se recrea en la elaboración y la presentación de los platos, aunque utiliza los alimentos tradicionales como base fundamental.

Entrar en la gastronomía de Castilla y León es entrar en el epicentro de los asados de lechazo, cochinillo y cabrito. Lechazo asado. Presione aquí para acceder a una imágen en alta resolución. Este enlace se abrirá en una ventana emergente Es viajar de comarca en comarca saboreando potajes y guisos diferentes que saltan de las migas pastoriles a las ollas podridas, y de los populares y suculentos cocidos a los botillos bercianos. Es descubrir la expansión del bacalao y de la trucha en el recetario -de esta última somos los mayores productores gracias a la riqueza fluvial y al desarrollo de la acuicultura-. También supone abordar las carnes frescas de vacuno, pues en los pastos de Castilla y León se cría la cabaña de vacuno más numerosa de España, conservando buena parte de sus razas autóctonas.

Entrar en la cocina regional es descubrir una de las ofertas en chacinas y embutidos más rica de la Península, y disfrutar de una tierra vinícola de gran tradición que hoy elabora vinos de alta gama criados a lo largo del río Duero. Estos vinos son el resultado de la impronta de las variedades genuinas lideradas por las uvas tempranillo, verdejo, mencía y prieto picudo.

En el escenario gastronómico destacan los quesos de oveja, sin descartar los de leche de vaca y cabra que definen una rica variedad de tipologías. Gran importancia tiene la hortofruticultura que proporciona una amplia muestra de las frutas de temporada, las confituras y las conservas.

Las masas boscosas y la riqueza cinegética de esta región aportan a la cocina piezas de pelo y pluma, además de los derivados del pato y del avestruz, cuyas explotaciones ganaderas se han incorporado al sector cárnico en la última década.

Sopa de trufa. Presione aquí para acceder a una imágen en alta resolución. Este enlace se abrirá en una ventana emergente Un eslabón importante de la cocina recoge una muestra de hongos que va desde la trufa negra, con una de las plantaciones truferas más importantes de Europa en tierras sorianas, hasta la recolección de más de un centenar de especies de setas cada otoño y primavera.

El recetario también incluye la singularidad de las ancas de rana, los caracoles, las cecinas de vacuno, equino y caprino y una larga lista de legumbres, que participan activamente en los hábitos alimentarios y en las señas de identidad de la cocina regional.

Nuestra cocina se sustenta sobre tres grandes pilares: las materias primas, los orígenes y el factor territorial.

Materias Primas

En primer lugar, el cimiento de materias primas procedentes del sustrato agroalimentario. Estas materias cubren absolutamente todas las modalidades de la cocina tradicional proporcionando abundante variedad de alimentos en fresco, crudo y curado, legumbres y cereales, pescados de río, caza mayor y menor, huerta y fruta, lácteos y carnes, que son la base de los asados, potajes, dulces y, por supuesto, del recetario de la cocina popular.

Orígenes

En segundo lugar es obligado señalar la singularidad cultural. En el germen de la cocina castellana y leonesa está la influencia de las culturas árabe, judía y cristiana que tras su evolución se ha ramificado en un gran abanico de recetarios tradicionales. De ahí que la cocina castellana y leonesa sea el resultado de un buen número de fusiones que han degenerado en un amplio abanico de recetas, todas ellas diferentes y con personalidad propia marcadas por la tradición comarcal.

Factor Territorial

El tercer pilar que define las comidas de la región es la diversidad. Una miscelánea sujeta los perfiles etnográficos, comarcas de tradición agrícola cerealista, huertana, de montaña o de grandes extensiones de pastos. A este factor hay que añadir la privilegiada situación geográfica de nuestra Comunidad que, por ubicarse en el interior de la Península, recibe y aporta la influencia de la cocina de los territorios fronterizos. De ahí que rasgos, materias primas, y sabores de Portugal, Galicia, Asturias, Aragón, Rioja, Cantabria y Extremadura estén presentes en la gastronomía de Castilla y León.

Fuente: www.turismocastillayleon.com

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