Luna de miel en Japón

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Hermoso, relajante, nostálgico, profundo, moderno, seductor, excitante, sustancioso, histórico, cultural, ¡sólo tienen que pedir!: ¡Japón, Japón, Japón ! ¿Qué cara desean descubrir? Japón les está esperando para brindarles una hospitalidad auténtica y calurosa. ¡Sí, les damos la bienvenida entre nosotros, bienvenidos a Japón!

La quintaesencia de la cultura japonesa… Santuarios, Templos y Jardines

Templos con techos de oro, templos que muestran simplicidad natural, santuarios donde se respira un aire de tranquilidad y jardines cuyo refinamiento es absoluto…
¿Cuál será su preferido?

Suntuosos templos budistas codeándose con otros que son la encarnación de la quintaesencia de una elegancia arquitectural discreta donde la mayor parte de los elementos ornamentales están suprimidos. Majestuosos y apacibles santuarios Shinto disimulados en la verde penumbra de un bosque… Todo esto existe en Japón. Surgen de los lugares más inesperados y, algunos, se ocultan incluso en las ciudades más imponentes como Tokio u Osaka. La construcción de muchos de ellos data de hace casi un millar de años. El Shinto, la antigua religión indígena que sigue estando anclada dentro del territorio japonés, centrada en el culto a los ancestros y la armonía con la naturaleza, coexiste con el Budismo que, llegado del continente asiático en el siglo seis, profesa el despertar espiritual y la salvación gracias a la renuncia y al ascetismo. El Shinto y el Budismo conservan sus valores fundamentales para los japoneses contemporáneos y siguen siendo fuentes culturales y estéticas de inspiración.

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Dejando aparte los propios edificios, las imágenes búdicas que éstos contienen y los jardines de los templos son de por sí solos unas espléndidas obras de arte. Los jardines japoneses son conocidos en el mundo entero por su virtud de reproducir con un refinamiento sin igual toda la belleza de la naturaleza dentro del ámbito de un espacio reducido. Siéntense en la veranda de un templo y olvídense del tiempo dejándose embelesar por la contemplación del jardín. Nada es más sencillo entonces que olvidarse de la realidad y saborear la exquisita lentitud que cobra el tiempo. Desde tiempos antiguos, los peregrinajes organizados a los templos y santuarios han sido para los japoneses un preciado entretenimiento y, de hecho, son los precursores del turismo actual. Esta es una experiencia única de la que tienen que gozar.

Arquitectura

Esta primera edificación es una estructura de madera construida hace unos 1400 años. La segunda, de hormigón combinado con hierro, se construyó hace apenas un año. Ambos edificios son dos ejemplos excepcionales de una arquitectura que es el orgullo de Japón.

¿Dónde se encuentra la estructura de madera más antigua del mundo y dónde la más grande? Pues sí, ambas están en Japón. La primera es la del Templo Horyuji, construido en el año 607, y la segunda la del Templo Todaiji (el que actualmente se puede contemplar fue reconstruido en 1709 y tiene 57 metros de alto). Las construcciones budistas que existen en Japón han desarrollado y conservado unas características arquitectónicas puramente japonesas, a pesar de que durante mucho tiempo han estado profundamente sometidas a la influencia de China. A lo largo de su periplo japonés, ustedes encontrarán muchas de estas magníficas construcciones tradicionales, por ejemplo en las antiguas capitales de Nara, Kioto y Kamakura.luna-de-miel-en-japon

Entre la segunda mitad del siglo XVI y finales del XVII, los señores feudales de Japón rivalizaron con el afán de demostrar su prestigio a través de los suntuosos castillos que edificaban. El ejemplo más célebre de esta “guerra entre constructores” es el elegante Castillo de Himeji. Ahora bien, las construcciones tradicionales no son las únicas que representan dignamente el dominio arquitectural de Japón. La arquitectura occidental moderna ha tenido una gran influencia en el archipiélago a partir de la última mitad del siglo XIX. Pero ante todo hay que decir, que tan lejos como podamos mirar hacia atrás en el pasado, los japoneses no han percibido la belleza de una construcción más que si ésta está combinada en perfecta armonía con su entorno natural. 

Los planos y materiales significativos de la contemporaneidad pueden ser diferentes de aquéllos que se utilizaban en el pasado, pero esta tradición que pone el acento en una necesaria armonía con la naturaleza ha sido perpetuada y tiene su expresión en un gran número de obras maestras creadas por los arquitectos nipones contemporáneos. La arquitectura japonesa de hoy está considerada como muy original y puede ser tan estimulante que se la podría asemejar al “resultado de una experiencia evolutiva”. Comparen lo antiguo y lo nuevo en el universo arquitectónico de Japón. Los sorprendentes descubrimientos que harán les dejarán una impresión imperecedera.

Naturaleza y Paisajes rurales

En la campiña japonesa abundan esos paisajes “al modo japonés” que son casi como clichés para la imaginación de los occidentales.

Disfruten de la tranquilidad de un hermoso paseo por la campiña y descubran la legendaria hospitalidad nipona.A sólo unas horas en coche o en tren saliendo de las mayores metrópolis, ya están ustedes en un mundo completamente diferente: imagínense en un paisaje campestre donde les bastaría con darse la vuelta para descubrir la frondosidad de la vegetación que cubre pendientes y cimas. ¿Les apetecería visitar una pequeña comunidad oculta en las montañas más lejanas o un pueblo de pescadores al borde del mar? Una caminata por la campiña les puede hacer que se sientan feliz, muy especialmente si para ustedes viajar significa alejarse de todos los lugares conocidos y adentrarse en un mundo aún desconocido deseando descubrir a las personas dentro de su propio entorno.

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El cultivo del arroz se introdujo en Japón hace más de 2 000 años. Desde entonces, por supuesto, la sociedad y la industria japonesa han evolucionado mucho, pero la ricicultura siempre ha ocupado un lugar esencial. Cuando llega el verano, las plántulas de arroz, en líneas bien dispuestas en los campos rebasados de agua, iluminan los arrozales con su suave luz verde. Llegado el otoño, los campos se secan y se convierten en tapices dorados a medida que la cosecha madura. En todo el país surgen abundantes esos paisajes que evocan con nostalgia un antiguo Japón.

Los campos ofrecen a Japón abundancia de arroz, entre otros cultivos, y el archipiélago goza asimismo de las riquezas que el mar y las montañas le brindan. Los festivales locales, las artes de la escena y la artesanía, sin hablar de la gastronomía de la que cada sabor tiene algo nuevo, se aúnan invitándoles a vivir una experiencia impresionante y verdaderamente inolvidable. Y lo que les conmoverá, por encima de todo, será esa sincera hospitalidad que irán encontrando por todas partes.

Mas información: www.japantravelinfo.com/es/

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