Los bahá’ís consideran que la familia es la unidad fundamental de la sociedad. Sólo cuando este basamento se mantiene unido y sólido, puede decirse de la sociedad que sea unida y sólida. En definitiva, el matrimonio es la roca madre de la vida familiar misma.
Bahá’u’lláh afirma que el matrimonio es “una fortaleza para el bienestar y salvación”.
Las escrituras bahá’ís afirman que los esposos deben esforzarse por convertirse en “compañeros amorosos y camaradas aunados entre sí desde siempre hasta la eternidad (…)”
Los bahá’ís creen que la preparación para el matrimonio es un elemento esencial en todo matrimonio feliz. El proceso de preparación incluye como requisito el consentimiento de los padres ante la elección de pareja. Por supuesto, con esto no quiere decirse que los matrimonios bahá’ís estén preestablecidos.
Todo bahá’í es libre de proponerse en matrimonio según su albedrío. No obstante, una vez que la elección esté hecha, los padres tienen el derecho y la obligación de sopesar su consentimiento, y en esa medida guiar a sus hijos e hijas en una de las decisiones más importantes de su vida.
Los bahá’ís creen que este requisito ayuda a mantener la unidad dentro del matrimonio (y dentro de la familia extensa).
Al igual que otros Mensajeros de Dios, Bahá’u’lláh insta a Sus seguidores a honrar a sus padres.
Por otro lado, conviene tener en cuenta que la obtención del permiso paterno reafirma la importancia de los lazos paterno-filiales, contribuyendo a que los padres constituyan apoyos firmes en los primeros y no siempre fáciles años de matrimonio.
