Antiguamente, cuando se quería dar color a una madera, había que recurrir a tintes preparados a partir de raíces, tierras, betún o petróleo, de echo, hace ya más de 40 años, solíamos preparar para nuestros muebles un tinte que tenía como base la pintura asfáltica. Se rebajaba con Kerosene o petróleo hasta lograr la intensidad deseada y se aplicaba con una estopa, afortunadamente eso ha evolucionado muchísimo desde entonces y hoy tenemos una amplísima variedad de materiales, efectos y colores.
La madera que más variedad de tintes y efectos admite, es el pino, también el abeto o el fresno ya que son bastante blancas. Si buscamos resaltar sus vetas, siempre debemos aplicarlo con la madera en crudo, debiendo estar exenta de polvo, yo para esta tarea suelo utilizar una aspiradora (claro que es industrial) que en el caso vuestro, podría ser la que todos tenemos en casa.
Los tintes al agua (o acrílicos) son los mas corrientes y se pueden aplicar a pincel, pero cuidado, desde que la madera entra en contacto con el agua esta suele hace “pinchos” y no se podrá lijar hasta que le hayamos dado una mano de fijador, selladora o fondo.
Los tintes al disolvente tienen la ventaja de su rápido secado y no hacer pinchos, por contra, hay que aplicarlos a pistola y en lugares bien ventilados, utilizar siempre mascarilla adecuada para los solventes nocivos.
También tenemos las patinas o glaseadores, se aplican a pincel, con un trapo o a rodillo y luego se retira el excedente con un trapo, este tipo de material es especial para maderas porosas como el roble, por ejemplo, ya que este penetra en el poro creando resultados muy llamativos, las veladuras permiten traslucir las vetas de la madera a través de un material con color pero muy disuelto.
Cualquier tipo de tinte que decidamos utilizar será siempre sobre maderas en crudo, de otro modo éste resbalará sobre cualquier tipo de barniz que haya en el mueble y el resultado final sera catastrófico. Diferente es que a un mueble pintado con un color muy claro queramos darle un efecto de madera, para esos casos recurriremos a barnices con color que además no necesitan una capa protectora como los tintes, lo que si debemos tener en cuenta es que con cada mano que le demos, el color irá siendo cada vez más oscuro.Antes de poner manos a la obra, cubrir el suelo con papel o una pieza de plástico y usar guantes.
Les dejo un pequeño truco que tengo para alargar la vida de un rotulador permanente (esos que son gordos como un pulgar), cuando ya casi lo vayamos a tirar, le quitamos la tapa superior y le echamos una pocas gotas de alcohol, de ese que guardamos en el botiquín, al los pocos minutos veremos que le hemos prolongado la vida, esto se puede repetir hasta que la tinta ya sale demasiado clara.
Autor: Artesano Miguel (Juan Miguel Granados)
Artesanía Almería – http://www.artesanialmeria.es
