Las relaciones que establecemos con las personas determinan en cierta medida nuestro estar en el mundo. Por ello, me parece importante, poner énfasis, en una de las relaciones que tiene grandes repercusiones en nuestra vida, como es la de este vínculo tan cercano, tan íntimo y tan amado: de los padres e hijos.
En los últimos años se ha venido hablando sobre los diversos métodos que es importante llevar a cabo en los métodos de disciplina y educación para los menores. Algunos padres se sienten confundidos y perplejos, no atinan a cómo mantener una postura firme en el momento de disciplinar a sus hijos.
Pareciera que los expertos se encuentran por encima de la experiencia de ser padre o madre, y que se olvidan, del más común de los sentidos, el sentido común. Algunos estudiosos del comportamiento humano hablan sobre la importancia de la responsabilidad, otros sobre la crianza, algunos más sobre los métodos y formas de comunicación con los hijos.
La realidad y a mi entender, probablemente todos tengan razón, y son quienes pueden guiarnos cuando nos sentimos perdidos, en este camino de la crianza de los hijos. Sin embargo, esas técnicas o modos que nos proponen son algunas sugerencias, que no necesariamente, determinan nuestra experiencia. Es decir, cada padre y cada madre, requieren evaluar su situación, las características de su medio familiar, así como la manera de ser y las formas de comportamiento de los niños.
En realidad no existen mejores o peores formas de educar, depende del niño, de las circunstancias, del carácter de los padres, de la situación por la que están atravesando en el presente. También de su historia personal, así como de las formas y manera como cada uno de ellos concibe la educación.
Para poder ofrecer a nuestros hijos una educación y crianza de calidad, tenemos que contar con determinados aspectos que probablemente nos guíen para lograrlo:
A.- Los hijos no son una extensión de los padres. Son personas independientes, que sienten por sí solos, que piensen por sí mismos y que cuentan con una personalidad que se destaca desde que nacen. Son especiales.
Cuando no comprendemos esta situación nos frustramos porque los niños no hacen las cosas como nosotros queremos. Definitivamente no, la van a hacer de acuerdo a lo que ellos son y pueden, de acuerdo a su edad y habilidades.
No deseo que se me mal entienda, por supuesto, que necesitamos guiarlos para que aprendan hábitos y límites, pero definitivamente, no pueden hacerlo cómo yo quiero, necesito y deseo.
B.- Los padres son sólo facilitadores del desarrollo de los hijos. Lo que significa que no son de nuestra propiedad, que los actos de abuso o violencia, no se justifican por ningún motivo. Además de que son personas que se encuentran en un proceso de desarrollo en el que tienen que consolidar su autoestima, autoconcepto y personalidad.
Sí nosotros como padres los criticamos constantemente, en lugar, de mostrarles el camino para hacer algo mejor, entonces, seguramente, estamos formando niños resentidos, incapaces de sentir que hacen algo bien, además, de que su experiencia personal y autoconcepto se irán desarrollando de manera distorsionada.
Las destrezas, habilidades y aprendizajes, siempre van a estar sustentados sobre el ensayo y el error. O, tal vez, ¿Usted aprendió todo a la primera? Por supuesto que no, también cometió errores, también se frustró, también le dieron sus cates, también lo regañaron, y quizá también, tuvo que hacer las cosas una infinidad de veces hasta que finalmente las cosas salieron, tal cuál usted las podía hacer.
C.- Los padres tienen que ser una autoridad para sus hijos. Hoy en día, a los padres parece que les cuesta trabajo encontrar formas de disciplinar, por un lado, se sienten culpables cuando llaman la atención, y por otro, los compensan con un montón de cosas materiales para que se sientan felices.
La disciplina, los límites y la autoridad de los padres sobre los hijos no es negociable. Existen diversas maneras de establecer esta forma de autoridad. Algunos padres muestran su autoridad con rigidez y no son capaces de ser flexibles y tolerantes con las situaciones y circunstancias. Otros son demasiado laxos, y son incapaces de corregir, disciplinar y establecer límites concretos y claros. Existen otros padres que oscilan entre ambos estilos, algunas veces se tornan rígidos, y otras, totalmente laxos.
ES IMPORTANTE que reflexione en sus formas y maneras de establecer la autoridad con sus hijos, de esa manera, tal vez, podrá “darse cuenta” de que es aquello que sí le está funcionando y qué no, en su relación con ellos.
Ninguna relación es tan significativa e importante como esta maravillosa y estupenda relación de los padres con los hijos. Sin embargo, la naturaleza de la misma, por momentos se torna conflictiva y llena de decepciones.
Cómo es posible, qué esta personita, por la que vivo, me desvelo, trabajo, llegue a ser tan impertinente conmigo, además de que me desata las sensaciones y sentimientos más sublimes, y los más desagradables también.
En cierto modo podemos lidiar más con aquellos aspectos de nuestros hijos que nos hacen sentir reconfortados, orgullosos, buenos padres, pero cuando se desatan sentimientos como el enojo, la frustración, la impotencia, la envidia, el reclamo, entonces ya no nos gusta tanto… Sentimos que somos los peores padres y que lo estemos haciendo muy, muy, mal…
Las relaciones padres e hijos, como toda relación humana, está sujeta al conflicto. Sin embargo, la gran mayoría de los padres anhela y mantiene la expectativa de que la relación con sus hijos, siempre debería de ser armoniosa. ¡Craso error! Todos los padres quieren que sus hijos sean felices.
Por supuesto que todos anhelamos esa felicidad, éxito y triunfo para ellos, pero eso no quiere decir que tengan que estar con la sonrisa en la boca todo el tiempo. Sin embargo, cuando los vemos enojados o frustrados, nos preocupamos, nos angustiamos. ¡Y, lo que es peor! Nos echamos todita la culpa.
Es necesario reflexionar sobre estos aspectos que determinan la vida entre los padres y los hijos. Requerimos de formar hombres y mujeres de bien, responsables, que sean capaces de enfrentar con herramientas sólidas el mundo que les toca y les tocará vivir. No perdamos de vista, que las generaciones de nuestros hijos, serán los adultos del mañana…
Necesitamos dejar de fomentar niños desvalidos, incapaces de afrontar sus propias obligaciones, por que los padres de hoy, se han dado a la tarea de resolverles todo… Por cada habilidad que el niño pueda hacer y que usted se lo haga todavía, lo está convirtiendo en una persona que no utiliza sus recursos y los desarrolla paraqué se vuelvan diestros…
Resolverles todo nos lleva a formar niños mimados, que sienten que merecen todo, y que además, su formación de carácter y personalidad, se las achatemos…
Además de que es importante transmitir que nuestro amor por ellos, también significa decir, muchas veces no…
Este es un llamado a los padres de familia para que reconsideran sus formas y maneras de educar, para que así cumplan socialmente con lo que les corresponde, educar a la prole y entregar hijos de bien a la sociedad…
Via: www.articuloz.com
